jueves, 12 de marzo de 2015
“Practicar ballet puede ser perjudicial porque requiere hacer mucho ejercicio”
Falso: Aunque parezca mentira, esta frase
ha llegado a mis oídos. Pero aclaro que con 42 años aún sigo con vida.
No obstante, personas que padecen trastornos que le impiden la práctica
de ejercicio suelen ser advertidas previamente por el médico. Pero el
ballet en si mismo, no es causante de enfermedades ni perjudicial para
la salud.
“Las bailarinas sufren anorexia”
Falso: Si así fuera, difícilmente puedan
seguir bailando y desarrollar una carrera profesional, ya que la
anorexia es una enfermedad devastadora. Una cosa es cuidar la
alimentación, y otra muy diferente es sufrir patologías alimentarias. Si
una bailarina cayera eventualmente en un problema de este tipo, deberá
someterse a tratamiento hasta que pueda llevar sus estudios o carrera
con total normalidad.
“ A las bailarinas le salen juanetes”
Falso: Los juanetes tienen un enorme
porcentaje de carácter hereditario, de hecho, muchas personas tienen
juanetes sin haber pisado nunca un aula de ballet. Una bailarina con
juanetes difícilmente pueda bailar, ya que es una deformación de los
pies dolorosa, y propensa a manifestarse en individuos con pies planos.
Es aconsejable utilizar dispositivos que puedan paliar la presión sobre
las articulaciones, o el vendaje, y estar asesorado por tu profesor de
danza.
“A las bailarinas le sangran los pies por bailar en puntas”
Falso: Si eres susceptible a las
rozaduras del calzado, es aconsejable que te protejas los pies.
Actualmente hay bastante variedad de protectores en las tiendas de
danza. Si entrenas muchas horas en puntas también es recomendable. Si
algún día olvidas protegerte los pies y tienes muchas horas de clase,
evidentemente puedes lastimarte. Del mismo modo que si caminas muchas
horas con tacones.
jueves, 5 de marzo de 2015
El uso de las puntas dio comienzo en el
siglo XIX con el auge de los ballets románticos, siendo la genial María
Taglioni quien las utilizó por primera vez. El fin que se buscaba era
alcanzar el máximo refinamiento y sutileza de movimiento , tal como lo
requería el romanticismo, obsesionado por seres espirituales, hadas y
espectros, donde las puntas adquirían especial protagonismo.
Posteriormente su uso se generalizó para todas las bailarinas y en la
actualidad se utilizan para la representación de todos los ballets
clásicos.
E
El uso de las puntas dio comienzo en el siglo XIX con el auge de los
ballets románticos, siendo la genial María Taglioni quien las utilizó
por primera vez. El fin que se buscaba era alcanzar el máximo
refinamiento y sutileza de movimiento , tal como lo requería el
romanticismo, obsesionado por seres espirituales, hadas y espectros,
donde las puntas adquirían especial protagonismo. Posteriormente su uso
se generalizó para todas las bailarinas y en la actualidad se utilizan
para la representación de todos los ballets clásicos.
El trabajo de puntas es el más célebre y tradicional distintivo de las
bailarinas clásicas. Las puntas son el secreto de su gracia y su
encanto, es aquello que las hace a la vista del espectador como un ser
sobrenatural y fantástico. En pocas palabras, el papel de la bailarina
en el ballet no podría entenderse sin la presencia de las puntas.
El uso de las zapatillas de punta en el ballet
clásico es obligatorio aproximadamente a partir del segundo o tercer
año académico, aunque puede haber variantes de acuerdo al criterio de
enseñanza.
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